Una nueva normativa en el Acceso Oeste
En el vibrante paisaje del Acceso Oeste, el principal corredor de tránsito del Gran Buenos Aires, han llegado cambios que, aunque parecen suaves al oído, prometen impactar profundamente la seguridad en la ruta. A partir de hace unos días, un sector de esta autopista, que se extiende entre la avenida General Paz y el puente de la calle Barcala en Ituzaingó, ve su velocidad máxima reducida de 130 a 110 kilómetros por hora.
Puntos clave
- La velocidad máxima en el tramo mencionado ahora es de 110 km/h.
- La medida responde a preocupaciones sobre la seguridad vial debido a siniestros en la zona.
- El cambio fue solicitado por el Grupo Concesionario del Oeste y aprobado por Vialidad Nacional.
- Se busca una mayor homogeneidad en las condiciones de circulación para evitar accidentes.
- La cartelería correspondiente ya está implementada en ambos sentidos de la circulación.
La noticia, que podría parecer un mero ajuste administrativo, se asienta sobre preocupaciones más profundas: la seguridad de quienes transitan por una de las arterias más importantes del país. Desde la mencionada concesionaria, explican que esta modificación se realizó por razones de prevención y urgencia, tras haber presentado estadísticas que reflejan la peligrosidad del área. “Se enviaron los datos a Vialidad Nacional y, tras analizarlos, se tomó la decisión en conjunto”, afirman con una mezcla de seriedad y compromiso.
La cuestión no es trivial. Esta modificación se centra en un segmento que conecta a los municipios de Tres de Febrero, Morón, Hurlingham e Ituzaingó, donde el flujo de vehículos es constante y multifacético. Ahí, los cruces y maniobras entre rodados, que circulan a distintas velocidades, se vuelven una danza riesgosa, aumentando las probabilidades de accidentes. Desde Vialidad Nacional advierten: “El sector presenta una alta complejidad operativa”, dejando claro que el asunto excede el mero despacharse por la ruta.
El Acceso Oeste no solo es un puente entre localidades, también es una puerta al Gran Buenos Aires y, más allá, a la Ciudad de Buenos Aires. Con sus accesos a la avenida General Paz y puntos críticos como el Hospital Posadas, la interconexión es vital. La intención de limitar la velocidad es ayudar a que quienes van de la provincia a la ciudad lo hagan de forma más segura, evitando sorpresas e imprudencias en el camino.
A la par del cambio de velocidad, se busca también homogenizar las condiciones de circulación. “Queremos evitar la existencia de tramos con diferentes límites de velocidad”, dicen desde Vialidad. Esta uniformidad se vuelve una necesidad imperante, no solo para simplificar la señalización, sino también para reducir la vasta dispersión de velocidades, un factor que a menudo provoca situaciones de peligrosidad en el tránsito.
Así, se establece una velocidad uniforme entre la avenida General Paz y el kilómetro 39, una medida que, según las autoridades, es coherente con la necesidad de prevenir accidentes. Ahora, la señalización vertical y horizontal se presenta al conductor como un recordatorio tangible de las nuevas reglas del juego. La seguridad vial, en este contexto, se transforma en un compromiso colectivo, donde cada usuario es parte del entramado que busca que el camino sea menos incierto.
“La reducción y homogeneización de la velocidad máxima son herramientas eficaces para disminuir el riesgo de accidentes”, concluyen desde la empresa estatal, mientras el sol se asoma en la mañana, brindando un nuevo día en la ruta, donde la precaución y la responsabilidad deben acompañar cada kilómetro recorrido.
