A la tarde, en Brandsen al 3300, la puerta del centro cultural se abre y entra gente con bolsas. No hay estridencias: la escena es de esas que sostienen un barrio. En Ituzaingó, el Centro Cultural y Político La Soberana lanzó un roperito solidario para acompañar a personas y familias que la están pasando difícil. La invitación llegó por redes, con un lema sencillo y directo: “Girá la rueda solidaria y dale a los que más necesitan”.
Puntos clave
- La Soberana puso en marcha un roperito solidario en Brandsen 3334 (entre Santa Cruz y Balbastro), Ituzaingó.
- Convocan a donar ropa y calzado en buen estado: camperas, buzos, remeras, pantalones, zapatillas y abrigos de invierno.
- Las donaciones se reciben y clasifican en el propio espacio, a cargo de voluntarios y voluntarias.
- Contacto para colaborar: WhatsApp al 11 4935-9166 o mensaje directo a Instagram en @lasoberanaituzaingo.
- La iniciativa se suma a otras acciones comunitarias del espacio: talleres, apoyo escolar, jornadas culturales y ferias solidarias.
En el Oeste del conurbano, donde el entramado social se hace a fuerza de clubes, comisiones vecinales y centros culturales, La Soberana eligió un gesto concreto: habilitar perchas compartidas y mesas de clasificación para que la ropa gire de mano en mano. La consigna es clara y sin requisitos: si tenés prendas o calzado en buen estado, acercalos. Valen camperas, buzos, remeras, pantalones, abrigos pesados, zapatillas; todo lo que abrigue y aguante otra vuelta.
El roperito funciona en la sede de Brandsen 3334, entre Santa Cruz y Balbastro. Allí, un equipo de voluntarios se encarga de recibir, revisar y ordenar lo donado para que llegue a quien lo necesita sin demoras ni vericuetos. No hay misterio: se trata de darle continuidad a una red de ayuda que ya existe en el barrio y que, con iniciativas como esta, gana impulso y sentido.
Para quienes quieran sumarse, la vía más sencilla es mandar un WhatsApp al 11 4935-9166 o escribir por Instagram a @lasoberanaituzaingo. Ahí informan días y horarios para acercar donaciones y coordinan retiros si hace falta. Un mensaje basta para poner a rodar la rueda.
La Soberana no es nueva en estas lides. Desde hace tiempo sostiene jornadas culturales, talleres abiertos, apoyo escolar, actividades recreativas y ferias solidarias. El roperito se acopla a ese trabajo de hormiga, el que no sale en cadenas nacionales pero hace la diferencia calle por calle. En Ituzaingó, esa trama comunitaria es vieja conocida: cuando el bolsillo aprieta, el lazo barrial se tensa, resiste y, con suerte, abriga.
La escena final es simple: una nena se prueba un buzo, una señora dobla prolijo un par de jeans, un pibe deja unas zapatillas que ya no usa. La solidaridad, cuando gira, no hace ruido. Pero se siente: como un abrigo que cambia de hombros y encuentra, otra vez, su lugar.
