En una tarde que pareció ordenar el tablero más por planilla que por protocolo, la Casa Rosada oficializó este 23 de octubre la salida de Gerardo Werthein de la Cancillería y confirmó que el sillón del Palacio San Martín quedará para Pablo Quirno, actual secretario de Finanzas y hombre de máxima confianza de Luis Caputo. La mudanza, que se hará efectiva el lunes 27 de octubre, blanquea una tendencia: la política exterior se diseña cada vez más desde la calculadora del equipo económico.
- Werthein presentó su renuncia y dejará el cargo el lunes 27 de octubre.
- Pablo Quirno, secretario de Finanzas y aliado de Luis Caputo, será el nuevo canciller.
- La Oficina del Presidente agradeció a Werthein su papel en el mayor acuerdo bilateral con EE.UU., sellado en agosto.
- El Gobierno busca profundizar la sintonía entre Cancillería y Economía y reforzar la apertura comercial.
- Se ratifica la “reinserción en Occidente” y la “batalla cultural” como parte del relato oficial.
Diplomacia con calculadora: el nuevo guion
El comunicado difundido por la Oficina del Presidente encuadró la transición como parte de una “nueva etapa” de la política exterior, más alineada con la visión de mercado del oficialismo. El texto agradeció a Werthein por “los servicios prestados” y por haber sido un engranaje clave, junto al Ministerio de Economía y la Embajada en Washington, en el mayor acuerdo bilateral de la historia con Estados Unidos. En la letra chica, el Gobierno destaca su intervención frente al Tesoro norteamericano y su rol en la arquitectura política del entendimiento firmado en agosto.
La salida de Werthein, empresario con paso por la diplomacia —fue embajador en Washington durante la gestión de Mauricio Macri—, llega cuando la Cancillería se reacomoda a una agenda donde los números miran de cerca a las banderas. No es nuevo en la historia argentina que la economía marque la brújula externa; sí lo es la franqueza con la que ahora se anuncia.
Quién es Pablo Quirno
La llegada de Quirno refuerza esa lógica. Economista formado en la Universidad de Pensilvania, con larga experiencia en el sistema financiero internacional, ocupó cargos como asesor y Director para América Latina en JP Morgan, además de integrar su Comité de Gerenciamiento Regional en Nueva York. En Economía, se convirtió en pieza de confianza de Caputo, con quien comparte tanto método como trinchera.
El comunicado oficial lo presenta como “miembro clave del equipo económico que evitó la mayor crisis de la historia del país” y “pieza fundamental de la construcción del milagro argentino”. Más allá de la épica, la señal es concreta: el canciller que viene es un gestor de mercados. En X, Quirno agradeció la designación, le devolvió la cortesía a Milei y a Caputo y prometió “seguir trabajando en equipo”. La sintonía, a esta altura, está a la vista.
Qué deja Werthein
En términos operativos, Werthein cierra su ciclo con un sello: el acuerdo con Washington, que la Casa Rosada considera un parteaguas del vínculo bilateral. Su perfil de puente —entre el empresariado y la diplomacia— sirvió en la fase de armado; en la etapa que viene, el Gobierno apuesta a un canciller que ejecute la agenda económica hacia afuera con prioridad exportadora y financiera.
En el Palacio San Martín, la rotación no sorprende. Suele ocurrir que, tras la primera curva del mandato, la política exterior se reordene para acompañar el pulso doméstico. Esta vez, el anclaje es explícito: la Cancillería como extensión de Economía.
La hoja de ruta: abrir y alinear
Según la comunicación oficial, Quirno “profundizará el vínculo” entre la Cancillería y el Ministerio de Economía, con foco en acuerdos comerciales que dinamicen la actividad y acerquen a los productores argentinos a mercados internacionales. La Casa Rosada subraya además que continuará la “reinserción en Occidente” y la “batalla cultural” que el Presidente reivindica dentro y fuera del país, en defensa de los valores de la libertad.
El movimiento, leído en serie con otras decisiones del Ejecutivo, busca reforzar el alineamiento estratégico entre la política exterior y el equipo económico en la antesala de la segunda mitad del mandato. Con la estabilidad como objetivo y la apertura como herramienta, Milei apuesta a que la diplomacia hable el lenguaje que entienden los flujos de inversión y las cadenas de valor.
En Esmeralda y Arenales, donde el mármol del Palacio San Martín guarda más de un giro de época, ahora asume un canciller que viene del mundo financiero. Si el país logra convertir ese lenguaje en contratos, mercados y divisas, lo dirán las próximas rondas. Por lo pronto, el mensaje es nítido: en la Argentina de hoy, la política exterior cotiza en el tablero del equipo económico.
