Una noche que debería haber sido de disfrute se convirtió en una experiencia para el olvido, en la parrilla Bosque Leloir de Ituzaingó. Un cliente, al recibir una provoleta con una inesperada visitante en su plato, se encontró no solo perturbado por la situación, sino también con un auto abollado al intentar retirarse. La experiencia, que podría haber quedado en un mero incidente culinario, escalaría más allá de lo esperado, dejando a la pareja con una amarga sensación.
El joven, que se identificó solo como T.V.R., pidió que se preservara su identidad. Acompañado de su novia, hicieron una visita al popular local gastronómico, situado en Presidente Perón al 8300. Con una rek de poca suerte, el primer tropiezo llegó al momento de servirse una porción de provoleta.
- Una pareja cenó en Bosque Leloir, Ituzaingó.
- Una hormiga apareció en la provoleta servida.
- La moza minimizó el incidente tras la queja.
- Un cliente resultó agredido al salir del local.
- El auto de la pareja quedó dañado por una patada.
- El restaurante había sido clausurado previamente por malas condiciones.
“La moza nos trajo la provoleta y las gaseosas, y al empezar a cortar, una hormiga negra salió de adentro. Le dije que ya no quería seguir comiendo, y su respuesta fue que era solo una hormiga y que no era para tanto”, relató T.V.R. Su decisión fue la de retirarse, evitando hacer un escándalo. “Nos levantamos, acomodamos las sillas y nos fuimos”, agregó el joven, quien ya había perdido toda ilusión de una cena romántica.
La patada que agrió la velada
Al llegar a su auto, un Peugeot 208 negro estacionado en una calle de tierra, la pareja sintió un alivio momentáneo, hasta que la moza apareció de la parrilla junto a un hombre anónimo. “Me señalaron, y el tipo vino a patearme el auto. Me dejó el guardabarro delantero derecho abollado y metió el espejo retrovisor hacia adentro”, explicó, todavía sorprendido por la violencia que se desató de manera inesperada.
En medio del impacto, el vehículo sufrió daños, mientras la mesera repetía la frase que había sonado tan insensible antes: “No exagere, es solo un insecto”. A pesar de la incomodidad y el descontento, el joven prefirió no generar más problemas. “Tuve que frenar por el impacto, pero seguí de largo porque la calle estaba en mal estado”. Aparentemente, el incidente no solo fue una anécdota, sino un llamado de atención sobre el establecimiento.
Finalmente, T.V.R. optó por formalizar la denuncia policial, marcando un hito en una noche de decepciones. “No me tomé el tiempo de dejar una reseña en Google porque ya había visto a otros clientes que habían escrito sobre mala atención y comida mediocre. Este lugar ya había sido clausurado en noviembre de 2023 por el Municipio y, aunque reabrió, parece que la situación no mejora”, reflexionó, dejando claro que la noche terminaría con más preguntas que respuestas.
