Milei, la oposición y el ajedrez político en un verano ardiente
A menudo, cuando alguien se muestra demasiado seguro de sí mismo, tiende a cometer errores. En el ámbito futbolístico, podríamos compararlo con hacer una de más. Desde la asunción de Trump y respaldado por la derecha mundial, el presidente asistió a Davos y se creó un dilema innecesario: ofreció un motivo a un variado mosaico de actores sociales y políticos para iniciar un debate en pleno verano.
El debate en sí y la cantidad de personas que se agrupen este sábado no son lo esencial desde una perspectiva política. Sin embargo, logró revitalizar a una amplia oposición política, social y cultural, mientras que la mayoría estaba más pendiente del pronóstico del tiempo, planificando escapadas de verano. Despertó temores que permanecían adormecidos por la mejora en la economía.
Milei suele arriesgarse para satisfacer a su clarísima minoría. Cuando siente que algo no fue como esperaban, aprovecha la ocasión para fortalecer su relato ante un conglomerado de grupos que empatizan con el presidente, pero que en realidad buscan plantear una batalla cultural… en su contra.
Si sabe manejar el asunto con astucia, no será un problema mayor. Solo se tratará de un pequeño contratiempo y la sociedad pasará página.
Equivocarse en enero es como fallar un penal en entrenamientos; en cambio, errar en octubre durante las elecciones representa otra historia.
Entre la certeza y la desconfianza
Pongámoslo en perspectiva. El Gobierno celebra el apoyo que está recibiendo y, en cierto modo, tiene sus motivos. Sin embargo, todo tiene sus matices. Desde que el león asumió el liderazgo, se publicaron 13 informes del Índice de Confianza en el Gobierno de la Universidad Di Tella. En cuatro ocasiones, este índice ha mostrado una tendencia al alza y en nueve a la baja.
Si analizamos en detalle los componentes de este índice, encontramos dos datos reveladores. A favor del Gobierno, la evaluación general de su gestión aumentó en enero, alcanzando casi el 50 % de aprobación. En contra, el aspecto que ha tenido la calificación más baja desde el inicio es la preocupación por el interés general (¿falta de empatía?).
Este clima general positivo en el ámbito político implica que la idea de «todo va bien» y «ganará en las próximas elecciones» ha acelerado el movimiento de alianzas y asociaciones. El Gobierno ha desempolvado el manual de ajedrez y está ganando pieza a pieza, especialmente del PRO.
Esto ha llevado a los primos Macri a arriesgarse con la anticipación de las elecciones locales, tal vez para mayo si no se convocan primarias. El ex Emir de Cumelén se acerca cada vez más a convertirse en «el hombre que espera en soledad». Es evidente que le resulta cada vez más complicado controlar a su círculo cercano, y ni hablemos de los más distantes.
El PRO y la incertidumbre política
De los tres gobernadores amarillos, solo tiene control sobre Jorge, a pesar de los cortocircuitos que han surgido entre ambos, los cuales no tenían antecedentes. Frigerio considera como hecho cierto una alianza provincial con LLA, y Nacho Torres no puede avanzar en esa dirección por las siguientes razones:
- Al inicio de su mandato, se manifestó de manera contundente contra el Gobierno.
- Enfrenta un obstáculo local en la figura de un libertario que tiene claro su propio camino: César Treffinger, quien trabaja para contrarrestar cualquier entendimiento y provocar una caída del gobernador en octubre.
El PRO ya no es lo que era: en la actualidad, se ha convertido en una mezcla de tribus internas de difícil gestión, un equipo que se aferra al travesaño para evitar caer en la matriz de sucursales. Este es un aspecto estructural de la política argentina: el primer partido diseñado para el siglo XXI corre el riesgo de fragmentarse rápidamente y convertirse nuevamente en un «fenómeno barrial».
Milei requirió mucho menos tiempo y recursos para ganar poder a nivel nacional, y no está interesado en construir una estructura como se hacía antes. Sin embargo, esta estrategia también conlleva el riesgo de desmoronarse rápidamente.
Cristina y su movida en la Ciudad
Precisamente en esa casa matriz, donde el PRO ha gobernado durante 17 años, acaba de realizar una jugada curiosa, el movimiento de la reina. Cristina, nacida en PBA y con derecho a voto en Santa Cruz, ha certificado su residencia en CABA, donde pasa la mayor parte de su tiempo.
No se trata de un cambio de residencia, pero podría ser el preludio de una candidatura en la ciudad. ¿Con qué finalidad?
Primero, le incomoda que algunos generales con autoridad tomen decisiones políticas sin que ella tenga injerencia en distritos clave. Uno de ellos, que ha adoptado un enfoque conciliador con Jorge Macri, es Juan Manuel Olmos, quien busca ayudar a eliminar las PASO y adelantar la renovación de legisladores porteños. Con esto, el peronismo capitalino podría transformarse en una especie de cordobesismo, distanciándose del cristinismo.
La jefa le indició a Olmos que, si decidía jugar su propio juego, ella podría lanzarse como candidata a senadora nacional por CABA, y aquí es donde el proceso mencionado cobra sentido.
Segundo, ¿ser senadora para perder? ¿Con el riesgo de terminar en tercer lugar y quedarse afuera? Ciertamente es incierto, pero si ella regresa al Senado, controlará un bloque propio, probablemente reducido, pero con suficiente capacidad de veto.
Y tercero, se mantendrá como la líder de la principal oposición. Dirigir en tiempos libertarios no es una tarea fácil.
La geopolítica no espera
Mientras todo esto transcurre, lo más relevante a nivel mundial ocurre a miles de kilómetros, y no está ligado a una estrategia política particular.
El mismo día que el huracán Trump asumió sus funciones, los chicos de DeepSeek demostraron al mundo que podían hacerlo mejor y más económico, mientras que otros competidores, como Alibaba, aumentaron el desafío.
¿Cómo se titula la obra? «Mete tus chips en el c…»
Si la «nación del centro» se pone a competir mano a mano con los estadounidenses en la carrera de la IA, Trump tendrá asuntos mucho más serios de qué ocuparse en la geopolítica global, y sus seguidores tecnológicos podrían tener que reconsiderar sus estrategias.
Atención, Javo: puede que las centrales nucleares para nuestro Silicon Valley patagónico atraigan a un nuevo financiador interesado. Total, los chicos no exigen nada y solo piden que los dejen en paz…
Evangelina Salazar ya lo supo hace casi 60 años: había que sobrevivir con arroz y «palito».