Según el estudio realizado por diferentes historiadores, el crecimiento demográfico de Ituzaingó se puede entender a través de un análisis dividido en tres etapas o períodos. Este enfoque abarca más de 150 años de cambios, identificando a los actores clave, las actividades económicas y las dinámicas sociales que sentaron las bases de la comunidad actual.
La primera fase comienza en 1754, con la creación de San Antonio del Camino, y se extiende hasta 1860. Este período se caracteriza por un asentamiento inicial y el surgimiento de los primeros propietarios de tierras en la zona, cuyos nombres, en su gran mayoría, no son conocidos en la historiografía local y afloran a través de documentos y planos históricos, especialmente entre 1813 y 1863.
Durante este tiempo, las actividades principales se centraban en la agricultura y la ganadería. Los documentos de la época emplean términos como «labradores» para designar a quienes cultivaban trigo, lino y forrajes, y «hacendados» para aquellos que se dedicaban a la cría de bovinos, ovinos y caballos. Estas actividades no generaban grandes riquezas, como podría interpretarse hoy, sino que más bien se basaban en el trabajo y la subsistencia familiar.
La segunda etapa: crecimiento y transformación
El medio siglo posterior, que abarca desde 1860 hasta 1910, marca una segunda ola de expansión poblacional y económica en Ituzaingó. Durante este tiempo, se producen cambios significativos en la estructura social y en las actividades productivas, facilitados por la llegada del ferrocarril y la conectividad con Buenos Aires.
Las familias y propietarios que surgen en este período establecen las bases para una comunidad que empieza a diversificar sus actividades económicas y a estructurarse en torno a nuevos desarrollos urbanos.
La última ola: expansión sostenida
La tercera ola, que se extiende desde 1910 hasta comienzos de la década de 1930, representa el último tramo en el que se puede hablar de familias fundacionales, pioneras o antiguas. En esta etapa, Ituzaingó experimenta un crecimiento sostenido, que posteriormente, a partir de las décadas de 1940 y 1950, se convertirá en un incremento exponencial, complicando así cualquier análisis demográfico posterior.
Este tiempo se distingue por la consolidación de las actividades económicas tradicionales, adyacente a la aparición de nuevas dinámicas sociales y culturales. Las fuentes disponibles, que incluyen testimonios de vecinos y publicaciones locales, ofrecen una visión más integral de los actores de este período.