En la Casa Blanca, donde cada gesto pesa más que una frase, una voz con acento porteño se coló entre la solemnidad del protocolo. “Me encanta la Argentina…”, devolvió Donald Trump, y la sala se aflojó en risas. El clip corrió por los teléfonos como si fuera una postal en vivo: del lado de la pregunta, Nieves Zuberbühler, una periodista argentina con años de oficio en Nueva York; del lado de la respuesta, un presidente habituado a convertir los cruces con la prensa en escena pública. Detrás de ese intercambio mínimo hay algo más que un piropo: un retrato del oficio y de las capas sociales que lo circundan.
- Nieves Zuberbühler, periodista argentina radicada en EE.UU., intercambió una breve frase con Donald Trump durante la reunión con Javier Milei.
- Trump la elogió con un “Me encanta la Argentina” y deslizó su ironía habitual contra los medios: “Me gustan más que ABC Fake News”.
- Zuberbühler es productora y corresponsal, ganadora de un Emmy; estudió en la Universidad Austral y tiene un máster en NYU.
- Trabajó en 60 Minutes (CBS) y desde 2020 es corresponsal de TN en Estados Unidos; también escribe sobre política internacional.
- Proviene de una familia tradicional (Zuberbühler-Blaquier) y mantuvo un perfil personal bajo pese a vínculos sociales resonantes.
- Trump cometió un desliz al elogiar “cuatro años” de gestión de Milei, cuando el presidente argentino asumió en diciembre de 2023.
Una escena breve que dice mucho
El ida y vuelta ocurrió durante la visita de Javier Milei a Washington. La periodista lo felicitó por el acuerdo de paz en Medio Oriente y, antes de la repregunta, Trump quiso saber de dónde venía esa voz. Al enterarse de que era argentina, soltó el guiño. Minutos después, añadió su muletilla favorita: “Me gustan más que ABC Fake News”, el latiguillo con el que suele encapsular sus choques con cadenas estadounidenses. Si mirás el video, el tono es de pasillo: distendido, con esa mezcla de cálculo y espontaneidad que rodea a los liderazgos que leen la cámara aun cuando no está encendida.
La reportera detrás del clip
Zuberbühler no es una recién llegada a la escena. Formada en la Universidad Austral y con un Máster en Relaciones Internacionales y Periodismo por la Universidad de Nueva York (NYU), vive en esa ciudad desde 2011. Fue productora del histórico 60 Minutes, un sello que no se consigue sin horas de edición, fuentes y paciencia. Desde 2020 es corresponsal de Todo Noticias (TN) en Estados Unidos y cubre política internacional para Perfil. Entre los reconocimientos, un premio Emmy que habla por sí solo.
En tiempos de exposición constante, eligió lo contrario: bajísimo perfil en lo personal, poco o nada de redes sociales y mucho trabajo de campo. Esa discreción, poco habitual para quienes se mueven entre sets y conferencias, es parte de su marca profesional.
Apellidos que pesan, oficio que sostiene
El interés por su figura rebotó también por un detalle extra periodístico: su familia. Hija de Ignacio Zuberbühler y Marina Blaquier, Nieves pertenece a una estirpe tradicional de la sociedad argentina. Su abuela materna, Malena Nelson Hunter de Blaquier, llegó a ser mencionada por la prensa británica como el “amor imposible” del príncipe Felipe de Edimburgo. Apellidos que en la Argentina dicen más de lo que cuentan, aunque no expliquen el trabajo diario detrás de un informe al aire.
Vida privada bajo llave
En lo personal, estuvo casada con el empresario colombiano Julio Mario Santo Domingo III —hermano de Tatiana Santo Domingo, esposa de Andrea Casiraghi, hijo de Carolina de Mónaco—. Se casaron en Brooklyn con temática de Halloween y con presencia de miembros de la realeza europea. La unión duró poco más de un año. Antes, había estado casada con el economista argentino Manuel Maximino. Desde entonces, el bajo perfil volvió a imponerse al anecdotario de sociedad.
El traspié y el telón de fondo
El encuentro dejó otro momento: Trump elogió “el trabajo de los últimos cuatro años” de Milei, un desliz temporal que el propio presidente argentino tomó con humor. La escena confirma lo de siempre: la política norteamericana se mueve entre la pompa y la improvisación, mientras la prensa —la de acá y la de allá— busca encuadrar lo esencial. En ese punto, la breve intervención de Zuberbühler dice más que la anécdota: muestra a una periodista formada, que cruza salones y etiquetas con la misma herramienta de siempre, la pregunta. En días de ruido y titulares, a veces alcanza con eso para poner las cosas en foco.
