domingo, noviembre 9, 2025
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Milei y Trump: el apoyo de EE.UU. enciende la campaña y divide al arco político

Al regreso de la bilateral en Estados Unidos, una frase de Donald Trump alcanzó para correrse del protocolo y entrar en la campaña. Dijo que los acuerdos con la Argentina dependen de quién gane las elecciones. Desde ahí, el arco político local se ordenó como si un soplido desde afuera moviera las balizas del río: el oficialismo se apuró a traducir, la oposición denunció extorsión y los mercados hicieron su gesto de desconfianza.

Puntos clave

  • Tras la reunión Milei–Trump y la conferencia en EE.UU., una frase del ex presidente norteamericano agitó la discusión: el apoyo estaría atado al resultado electoral.
  • El oficialismo buscó encuadrar el mensaje en clave 2027 y celebrar el respaldo político y financiero a la gestión de Milei.
  • La oposición habló de “colonia” y “extorsión”, y vinculó el episodio a una intromisión en la soberanía del voto.
  • Hubo reacción negativa en los mercados, mientras el Gobierno acusó a sus críticos de “pobrismo”.
  • El episodio expuso la frontera borrosa entre la diplomacia económica y la campaña de medio término.

El oficialismo: traducir a Trump y capitalizar el respaldo

En La Libertad Avanza leyeron en la escena un aval con letra grande y una advertencia con letra chica. Diego Santilli, recién ascendido a la cabeza de lista en la Provincia, festejó que “nunca fue tan fácil elegir el 26 de octubre” y acompañó su mensaje con un contraste visual: Milei con Trump de un lado; del otro, Jorge Taiana —primer candidato de Fuerza Patria en Buenos Aires— junto a Nicolás Maduro. Con eso, el oficialismo buscó convertir la foto en argumento: geopolítica como línea de tiempo local.

Santilli además se detuvo en el punto sensible: “Trump fue muy claro: el apoyo a la Argentina está garantizado”, escribió, y amarró esa garantía al programa económico vigente —equilibrio fiscal como columna— y a la idea de que, si en 2027 vuelve un gobierno de corte “kirchnerista” como Axel Kicillof, ese apoyo se caería. La interpretación fue compartida como consigna: la condición no sería el 26 de octubre de este año, sino la presidencial de 2027. En esa traducción, el resultado inmediato no pondría en jaque la relación con Washington.

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Patricia Bullrich, que integró la comitiva en Estados Unidos, fue explícita: “No es que el 26 nos abandonan”. Y aportó el matiz que el Gobierno necesita para sostener la calma cambiaria: si no hay un cambio de orientación en la Casa Rosada, no debería cambiar el respaldo. Es la manera local de decir que la política exterior también se vota, pero a su debido tiempo.

Manuel Adorni reforzó el libreto y lo llevó al ring electoral: si Argentina “retrocede en 2027”, se pierde el apoyo y se vuelve atrás. Con el pulso de las redes, acusó al kirchnerismo de celebrar el rechazo del mercado y lo definió como “pobrismo”. No hubo cifras nuevas ni anuncios, pero sí un encuadre: el esfuerzo de ajuste —según el Gobierno— requiere validar en las urnas la hoja de ruta para que la ayuda externa siga llegando. Una lectura conocida en la región: el guiño de Washington pesa en los mercados y, por carácter transitivo, en los organismos a los que la Argentina recurre con frecuencia.

La oposición: soberanía del voto y acusaciones de extorsión

Del otro lado, el mensaje encontró un atajo rápido: denunciar condicionamiento. Cristina Kirchner fue directa, con tono de urna: “Trump a Milei: ‘Nuestros acuerdos están sujetos a quien gane las elecciones’. Argentinos, ya saben lo que hay que hacer”. No hubo desarrollo, apenas el dardo que busca convertir una frase extranjera en combustible propio.

Jorge Taiana subió el volumen y puso la palabra que más circuló en la jornada: “extorsión”. Reclamó “basta de extorsionar al pueblo argentino” y encadenó la consigna “Patria o colonia”. En su planteo, el voto del 26 de octubre sería un límite ante cualquier intento de tutelar desde afuera la política local.

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Juan Grabois eligió la fricción retórica: describió al Gobierno como “arrastrado fracasado, humillado, condicionado y despechado”, y usó una metáfora áspera para caracterizar la relación con Trump. Un lenguaje que, aunque extremo, busca hablarle a un electorado que entiende la escena internacional como una cancha inclinada y pide dignidad antes que crédito.

Victoria Tolosa Paz apuntó contra “un gobierno entreguista” y “un presidente extranjero extorsionando”, sin concesiones. Descartó relatos sobre amenazas externas de otros colores y puso el foco en lo que define como el verdadero riesgo: “arrodillarse con Estados Unidos”, con un agregado de denuncias por corrupción y vínculos con narcos. Cerró con otra dicotomía de época: “Peronismo o colonia”.

Desde el centro opositor, Martín Lousteau habló de “intromisión en asuntos de política doméstica” y de un “rescate financiero a cambio de no se sabe muy bien qué”. Con ironía, planteó el costo de campaña que, según su mirada, paga la Argentina por la foto. Facundo Manes, en la misma línea, pidió no convertir las elecciones “en un chantaje”: “El destino de los argentinos no puede depender del buen o mal humor de Trump”.

Un país entre la billetera y la boleta

Lo que dijo Trump no es nuevo en la gramática del poder: los apoyos externos suelen venir condicionados. Lo novedoso es la crudeza con que esa idea entró a la sobremesa de una elección de medio término. El oficialismo la convirtió en argumento de continuidad; la oposición, en prueba de sometimiento. Mientras tanto, los mercados pisaron el freno: la reacción negativa se leyó en los precios, esa encuesta sin sobres y sin cuartos oscuros.

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La escena deja una postal de época: la diplomacia como campaña, la campaña como termómetro financiero. Es una frontera difusa, donde cada palabra pesa más que un comunicado y una foto puede mover más que un decreto. La Argentina acostumbra a vivir ahí, en la encrucijada entre la necesidad de dólares y la defensa de la soberanía. Este lunes, esa tensión volvió a hacerse audible con acento extranjero y eco local.

Quedará por ver si la traducción que ensaya el Gobierno —apoyo garantizado si no cambia el rumbo en 2027— alcanza para calmar a quienes miran la película por la ventanilla de los bonos y el dólar. Y si la oposición logra transformar la denuncia de “extorsión” en votos concretos. En un país que aprendió a desconfiar de las promesas, el respaldo de afuera siempre vale, pero nunca alcanza solo. La boleta manda; la billetera, también. El orden de los factores, esta vez, definirá algo más que una frase al pasar.

Facundo Samba
Facundo Samba
Facundo Samba es un escritor cuyos artículos destacan por su profundidad y compromiso. Tiene un máster en periodismo de investigación por la Universidad de Buenos Aires y le apasionan los temas políticos y económicos y las tendencias sociales. Antes de incorporarse a Radio Pública, Facundo trabajó como periodista freelance y colaboró con varias publicaciones internacionales, especialmente en temas relacionados con los derechos humanos y la justicia social.Su escritura crítica y analítica ofrece una visión clara de los problemas contemporáneos, lo que le convierte en un colaborador clave del equipo editorial. Sus escritos son muy apreciados por su capacidad para ofrecer nuevas perspectivas sobre cuestiones de alcance mundial.Para ponerse en contacto con él, envíe un correo electrónico a facundo.samba@laradiopublica.com.
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