domingo, noviembre 9, 2025
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Elecciones intermedias 2017-2021: del envión de Cambiemos al examen de Milei

En Argentina, las elecciones de medio término son menos un plebiscito y más un censo del poder real: el que se despliega provincia por provincia, con sellos locales, liderazgos de carne y hueso y geografías que no se dejan encantar fácil por los relatos de Balcarce 50. A veces, ese censo anticipa cambios de época: en 2013 marcó el preludio de 2015, cuando por primera vez desde 1916 un presidente llegó sin pasaporte radical ni peronista. Otras veces, como en 2017, parece consagrar un rumbo que, a la vuelta de la esquina, se desarma a piedrazos en la Plaza Congreso. Y en 2021, ya con pandemia, sequía e internas, el mapa vuelve a recordar que el federalismo manda. Este fin de semana vuelve la prueba, y la vara para medir a La Libertad Avanza no es una consigna: es el mapa.

Puntos clave

  • 2013 fue antesala del recambio de 2015: Mauricio Macri llegó al poder con Cambiemos tras declinar 2011 y tejer alianzas.
  • En 2017, Cambiemos ganó en 13 provincias (incluida Buenos Aires) y no quedó tercero en ninguna; logró 50 de 97 bancas en juego.
  • En 2019 volvió el peronismo, y en 2021 el Frente de Todos ganó solo en 9 provincias y quedó tercero en cinco, incluso en Santa Cruz.
  • Los “apellidos” locales pesan: Carrió, Baldassi, Saadi, Soria, Jaldo, Santilli, Vidal, Frigerio, Poggi, Cobos traccionaron por encima de las marcas nacionales.
  • Para LLA, la vara: “salvar la ropa” con 35% en PBA, triunfo holgado en CABA, umbrales en Córdoba y Santa Fe, metas altas en Mendoza y Entre Ríos y promedios de bancas en los distritos de 3 y 2 escaños.
  • En la política argentina, nada garantiza retener la Presidencia, ni siquiera un muy buen resultado intermedio. Quizás Donald Trump no tomó nota.

2013, el preludio del recambio

La elección intermedia de 2013 fue la campana que anunció algo que después se volvió historia: en 2015, por voto popular, llegó al Sillón de Rivadavia alguien sin carrera en UCR ni PJ. Mauricio Macri, arquitecto del Pro, eligió no competir en 2011, primero anudó con la Coalición Cívica y más tarde, tras Gualeguaychú, sumó a la UCR. Con Cambiemos ganó el primer balotaje de la historia argentina frente a Daniel Scioli, que mutó de menemista a kirchnerista, hoy más cerca del mileísmo. El optimismo, por entonces, parecía contagioso.

2017: el pico de Cambiemos contra el mapa

El 22 de octubre de 2017, el viento de “cambio” todavía empujaba. Cambiemos, en los hechos el Pro al timón con radicales en dos ministerios y la CC como socio legislativo, consiguió algo que ninguno había logrado desde 1997: en las 24 provincias terminó siempre primero o segundo. Ni el kirchnerismo en sus mejores horas evitó terceros, cuartos y hasta algún quinto lugar.

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Ese día, la coalición oficialista se impuso en 13 distritos, incluido Buenos Aires. En la elección a senadores, Esteban Bullrich y Gladys González superaron a Cristina Fernández de Kirchner y Jorge Taiana, candidatos de Unidad Ciudadana, por 41% a 37%. El peronismo bonaerense oficial fue por su lado con Florencio Randazzo (Eduardo Bucca para diputados) y cosechó 5%; Sergio Massa, con 1País, sumó 11 puntos.

En la boleta de diputados, Cambiemos llevó a Graciela Ocaña y superó 42% a 38% a la lista de Fernanda Vallejos (UC): 15 bancas para Cambiemos, 13 para UC y 4 para 1País (con Felipe Solá primero). Más allá del Conurbano, la cosecha fue igual de sólida: triunfos en Chaco, Córdoba (48%), Corrientes (ECO, 55%), Entre Ríos (53%), Jujuy (51%), La Rioja (44%), Mendoza, Neuquén, Santa Cruz (Unión para Vivir Mejor, 48%), Santa Fe y la CABA (51%).

Promedio en las 13 provincias ganadas: 44,1 puntos. En total, 50 de las 97 bancas en disputa; sacando Buenos Aires, 35 de 62. En las otras 9 jurisdicciones, siempre segundo: mejor performance relativa en La Pampa y San Luis; peor, en Tierra del Fuego y la hiperzamorista Santiago del Estero. Esos segundos lugares aportaron 11 de 30 escaños. En esos nueve, ganaron oficialismos provinciales: peronistas, chubutenses, misioneros, santiagueños.

Figuras como Lilita Carrió y Héctor Baldassi encabezaron victorias en sus distritos. Enfrente, Gustavo Saadi, María Emilia Soria y Osvaldo Jaldo mostraron que, más allá de siglas, los apellidos con tonelaje territorial pesan. El resultado fue tan contundente como frágil: menos de dos meses después, las “toneladas de piedras” en la plaza de los Dos Congresos recordaron que en Argentina nada garantiza retener la Presidencia. Tal vez Donald Trump no sepa esto.

El péndulo 2019–2021: el mapa retoma su cauce

Esa fragilidad se cristalizó en 2019: el revitalizado kirchnerismo, rebautizado Frente de Todos, ganó en primera vuelta con la fórmula Alberto Fernández + Cristina Fernández. Ya con pandemia, sequía, internas y tropiezos de gestión, la intermedia cayó el 14 de noviembre de 2021. El FdT compitió con ese sello en 22 de 24 distritos; ganó en 9 (Chaco y Tucumán, las más relevantes), promedió 47,6 puntos y obtuvo 17 de 26 bancas en juego. En todas esas victorias, también era oficialismo local.

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Salió segundo en 10 provincias: Buenos Aires (38%, con 15 bancas), CABA (25%), Entre Ríos, Mendoza y Santa Fe, entre otras. De esos segundos puestos se llevaron 31 de 81 escaños (sin PBA, 16 de 46). Pero, a diferencia de Cambiemos en 2017, el FdT quedó tercero en varios sitios: Córdoba (superado por Juntos por el Cambio y el cordobesismo de Juan Schiaretti), Misiones (fue segundo el Frente Renovador de la Concordia), Neuquén (ganó el MPN), Río Negro (Juntos Somos Río Negro) y, contra pronóstico, Santa Cruz, donde promedió 19,2 puntos y se quedó con 3 de 20 bancas. En la provincia natal del kirchnerismo, quedó detrás de Cambia Santa Cruz (UCR al frente) y de SER, con Roxana Reyes, lista encabezada por quien hoy es gobernador, Claudio Vidal.

También en 2021, nombres como Diego Santilli, María Eugenia Vidal, Rogelio Frigerio, Julio Cobos, Claudio Poggi y Mario Barletta encabezaron victorias opositoras frente a oficialismos provinciales. Otra vez, el dato: el apellido instalado, si sabe jugar el territorio, arrastra por sobre la etiqueta de la Rosada.

Cómo leer el examen de LLA: provincia por provincia

Después de siete intermedias desde 1997, medir a La Libertad Avanza exige mirar el mapa con lupa. En la provincia de Buenos Aires, asumir una derrota es parte del libreto. Si “salva la ropa” rondando el 35%, será un resultado atendible: sólo en 2005 y 2017 los oficialismos nacionales ganaron allí. Si lo supera, éxito. La polarización, que vuelve a asomar, le abre esa puerta.

En la CABA, segundo distrito por bancas, la alianza con el Pro garantiza triunfo; la duda es el margen. Éxito rotundo asegurado, la discusión pasa por cuántos puntos.

Córdoba es incógnita mayor. El oficialismo local de Martín Llaryora y Juan Schiaretti arranca adelante, con Natalia De la Sota en escena. Con candidato poco conocido, LLA debería perforar el 25% que promediaron los oficialismos nacionales desde 1997 cada cuatro años. Por la refractariedad cordobesa al kirchnerismo (y cuatro de esos oficialismos lo eran), superar 30%, aun sin ganar, sería éxito. Quedar por debajo de 25 puntos en la provincia que le dio la Presidencia a Macri, sería un mal resultado para Milei. Y para Donald.

Santa Fe luce de “tercios”. Con 9 bancas en juego (igual que Córdoba), los oficialismos nacionales promediaron 27,2 puntos en intermedias, escenario típico de tres fuerzas. Si LLA supera 35%, habrá que tildarlo de éxito; por debajo de 25, señal negativa.

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En Mendoza, los oficialismos nacionales sólo ganaron una vez en estas intermedias: 2017, con Cambiemos. Hoy, la alianza LLA+UCR+Pro le asegura el triunfo. Ocho años atrás, la marca ganadora fue 45%. Con el ministro Luis Petri como primer candidato, superar ese registro sería ratificar un éxito. ¿Podrá pasar el 50%? Esa ya sería otra liga.

Entre Ríos reparte, como Mendoza, cinco bancas de diputados. También allí la sociedad LLA–Pro (oficialismo local) garantiza victoria. Con un promedio histórico de 40 puntos para oficialismos nacionales, romper el techo de 45% sería triunfo rotundo.

Chaco y Tucumán reparten cuatro bancas cada una. Las marcas oficiales de la Rosada, en promedio, llegaron a 41,6%. Para LLA, superar 35% en ambos distritos sería una buena señal.

En las 11 provincias que reparten tres diputados, los oficialismos nacionales promediaron 33,7 puntos desde 1997. En 77 elecciones, la Casa Rosada ganó 30 veces y fue segunda en 34. El promedio de bancas fue 1,11. Si LLA orilla más de 1,3 bancas en este grupo, el desempeño puede considerarse exitoso.

Chubut, Formosa, La Rioja, Río Negro y Tierra del Fuego reparten dos bancas: palo y palo, mayorías o minorías potentes, sin lugar para terceros. En 35 elecciones intermedias de este tipo, los oficialismos nacionales promediaron 1,02 escaños. Si LLA supera 1,3 en promedio, para adentro se podrá leer como triunfo.

El Senado: la otra vara

En las 16 elecciones de senadores de 2001 y 2013 realizadas en las ocho provincias que vuelven a votar esa categoría este fin de semana, los oficialismos de Balcarce 50 sumaron bancas en 13 oportunidades. El promedio: 1,31 sobre un máximo de 2. Si LLA supera ese número, será un éxito medible.

Epílogo provisorio

Los números tendrán lecturas casi infinitas, como siempre. Pero el borde de la historia reciente es claro: el humor nacional pesa, el arrastre local decide. Si querés medir el éxito, mirá provincia por provincia; el resto es ruido. Y mientras tanto, habrá quien en Washington espere sus propias conclusiones. Acá, donde el poder se refriega con boletas cortas y nombres largos, el veredicto vuelve a escribirse en el territorio.

Facundo Samba
Facundo Samba
Facundo Samba es un escritor cuyos artículos destacan por su profundidad y compromiso. Tiene un máster en periodismo de investigación por la Universidad de Buenos Aires y le apasionan los temas políticos y económicos y las tendencias sociales. Antes de incorporarse a Radio Pública, Facundo trabajó como periodista freelance y colaboró con varias publicaciones internacionales, especialmente en temas relacionados con los derechos humanos y la justicia social.Su escritura crítica y analítica ofrece una visión clara de los problemas contemporáneos, lo que le convierte en un colaborador clave del equipo editorial. Sus escritos son muy apreciados por su capacidad para ofrecer nuevas perspectivas sobre cuestiones de alcance mundial.Para ponerse en contacto con él, envíe un correo electrónico a facundo.samba@laradiopublica.com.
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