La última semana antes de las urnas dejó un sonido de muebles moviéndose en la Casa Rosada. Las legislativas, cada dos años, son ese examen que no se rinde con discursos sino con votos. Este domingo, el gobierno de Javier Milei someterá a recuento su manera de gobernar y, según cómo sople el viento, cambiará el gabinete, el tono con la oposición y la hoja de ruta económica. El ruido no viene solo de las encuestas: dos ministros, Gerardo Werthein y Mariano Cúneo Libarona, se bajaron antes de tiempo y dejaron la señal de que el domingo no solo se eligen bancas, también se recalibran poder y alianzas.
- El Gobierno llega al domingo con salidas anticipadas en el gabinete y otras en estudio tras los comicios.
- La meta oficial es retener un tercio en el Congreso para blindar vetos y decretos.
- Se proyecta un paquete de reformas laboral y tributaria tras el recambio legislativo.
- La relación con Mauricio Macri entra en zona sensible; cooperación sí, integración formal no.
- Provincias clave: Córdoba y Santa Fe, con escenarios abiertos; CABA pinta para victoria amplia de LLA+PRO.
- La Boleta Única de Papel añade incertidumbre por posibles votos en blanco y errores.
Lo que se mueve en la botonera
La doble renuncia de Werthein (Cancillería) y Cúneo Libarona (Justicia) alteró la coreografía de una semana que el oficialismo quería prolija. Eran salidas previsibles, admiten en Balcarce 50, pero el plan era posponerlas para después de la elección. Ahora, la puerta quedó entornada para más cambios. A los relevos obligados de Patricia Bullrich, Luis Petri y Manuel Adorni —que pasarán a sus bancas si resultan electos— se suma una silla grande en discusión: la continuidad de Guillermo Francos en la Jefatura de Gabinete no está garantizada. Y se espera que Santiago Caputo pase de consejero central a un cargo con firma, acorde a la gravitación que ya tiene en el día a día.
La gobernabilidad, provincia por provincia
Más allá del conteo fino de escaños, al Presidente le toca encarar una ronda de diálogos con gobernadores y fuerzas que a veces acompañan y a veces marcan la diferencia. Piden señales concretas: presupuesto 2026, envíos atrasados, previsibilidad. El tenor del puente —si es de hierro o de soga— dependerá del resultado. En el interior, el humor fiscal pesa tanto como las banderas: los mandatarios miran el número y después el color.
Macri, socio necesario y frontera móvil
En ese tablero, Mauricio Macri juega a dos puntas: convocó a votar por la boleta LLA+PRO en Capital y Provincia, mostró foto con los suyos y evitó destacar a los libertarios. En Gobierno mastican que la campaña del expresidente quedó por debajo de lo esperado. Macri empujó nombres para el gabinete —Guillermo Dietrich y Javier Iguacel—, pero nada está sellado. La relación, que pegó giros veloces este año, puede volver a cambiar con la misma rapidez. En la Rosada repiten que Macri no se sumará formalmente al Gobierno. Cooperación, sí; fusión, no.
Economía en pausa tensa
El paquete para el segundo tiempo incluye reformas laboral y tributaria, que el Ejecutivo planea presentar apenas se reacomoden las cámaras. Hoy la vara del oficialismo es otra: no sueña con mayorías, aspira a un tercio que permita sostener vetos y decretos. Esa lectura, señalan, es compartida en Washington o, al menos, por el secretario del Tesoro, Scott Bessent. Analistas de mercado consideran poco probable que Estados Unidos retire apoyo financiero aun ante un mal resultado, pero eso no despeja ruidos: se esperan retoques en el régimen cambiario, pese a que el ministro Luis Caputo insiste en que seguirá “exactamente igual”. La economía, por ahora, respira cortito y mira el escrutinio.
Sin ganador cantado
El oficialismo, que parecía favorito tras su triunfo en la Ciudad, llega con incertidumbre a la línea de largada. La última medición que recibió La Rosada le otorga un 35% a nivel nacional, el famoso promedio con el que muchos gobiernos se conformaron en la historia. Las consultoras no se ponen de acuerdo: algunas ven arriba a LLA, otras al peronismo, pero la diferencia nunca supera los cinco puntos. La definición no está en los micrófonos, está en las provincias.
CABA, terreno cómodo; Provincia, recorte y paciencia
En la Ciudad, LLA compite junto al PRO y todo indica una victoria holgada. Patricia Bullrich, candidata a senadora, asoma por encima del postulante a Diputados, Alejandro Fargosi. Un relevamiento de Tendencias Consultora le marca 43,8% a Bullrich y 26,3% a Mariano Recalde (Fuerza Patria). Para Diputados, Fargosi quedaría en 39,1% frente al 22,1% de Itai Hagman; el Frente de Izquierda pelearía el tercer puesto con guarismos de un dígito alto. Opinión Pública registra números parecidos: 45,6% para Bullrich y 27,4% para Recalde; 39,2% para Fargosi y 22,7% para Hagman, con Facundo Manes rondando 7,4% para el Senado.
En la Provincia de Buenos Aires, el Gobierno asume que puede volver a perder, pero su objetivo es achicar. Diego Santilli, que reemplazó a José Luis Espert tras su renuncia, repite la meta: descontar los 14 puntos de septiembre. Tanto Tendencias Consultora como Proyección Consultores prevén una diferencia cercana a los diez puntos a favor del peronismo. Cerca del armado libertario confían en limar esa brecha gracias a una menor movilización de intendentes, incluidos aquellos que jugaron por fuera de LLA en las locales pero comparten votantes.
El tándem SanCor y una llave provincial
El binomio Córdoba–Santa Fe —SanCor, como bromean los veteranos de campaña— aparece como decisivo. “La elección se define ahí porque están completamente abiertas”, dijo el politólogo Facundo Cruz en El Economista TV. Córdoba, bastión históricamente refractario al kirchnerismo y clave para Macri en 2015 y Milei en 2023, tiene una pulseada entre Provincias Unidas —lista de Juan Schiaretti— y LLA, con Gonzalo Roca. Más atrás asoma Defendamos Córdoba, de Natalia de la Sota, con chances de capturar una o dos bancas.
En Santa Fe, la foto muestra tercios. Según GyC Comunicaciones, Fuerza Patria rondaría el 26%, Provincias Unidas —apuntalada por el gobernador Maximiliano Pullaro— el 25% y LLA el 21%. En despachos provinciales dan por hecho un mano a mano apretado entre el peronismo y la lista oficialista local, con los libertarios terceros.
Alianzas en mosaico y un calendario que no afloja
La estrategia de LLA fue en zigzag: se apoyó en gobernadores del PRO y del radicalismo en la Ciudad, Entre Ríos, Chaco y Mendoza, pero en otras plazas compite frente a esos mismos sellos. El calendario, además, no perdonó. Diez distritos desdoblaron sus comicios provinciales —Chaco, Jujuy, Salta, San Luis, CABA, Misiones, Formosa, Corrientes, Buenos Aires y Santa Fe— y el oficialismo nacional se impuso apenas en dos de ellos: Chaco y la Ciudad. El tramo final se hizo cuesta arriba después de los audios de Diego Spagnuolo, la caída en la Provincia y la denuncia que terminó en la salida de Espert. “Ya estamos cansados”, admiten cerca del Presidente, con la sinceridad de quienes miran el calendario y no ven feriados.
La vara de la historia
La estadística también habla. “Solo cuatro oficialismos igualaron o superaron el 40% en una legislativa intermedia: UCR 1985, PJ 1991 y 1993, y Cambiemos 2017”, recuerda Cruz. El promedio histórico es 35%. En la Rosada blanquearon su propio semáforo: 40% sería un exitazo; 35%, aceptable; por debajo del 30%, un problema. Mora Jozami, de Casa Tres, sumó contexto: Macri logró 41,7% con 62% de imagen positiva; Alberto Fernández, 34,6% con 29% de imagen positiva. Milei hoy luce 46%. El Índice de Confianza en el Gobierno (UTDT) de septiembre quedó en un punto medio: 32% abajo del mismo mes de 2017 (era Macri) y 23% arriba de septiembre de 2021 (era Fernández). Aun así, fue el peor registro del ciclo Milei y, según Management & Fit, la desaprobación pegó un salto de casi cinco puntos de agosto a septiembre.
Boleta única: primera prueba en tiempo real
Como si faltaran variables, se estrena la Boleta Única de Papel. El sistema simplifica la logística, pero en su primer uso puede traer curvas: más votos en blanco en provincias que eligen senadores y diputados a la vez —no hay casillero de lista completa y hay que marcar por categoría—, errores de marcado y votos recurridos. Es aprendizaje en vivo. Si el escrutinio provisorio se demora o el conteo aparece finito, no será solo culpa del clima.
El domingo empezará otra etapa. Un resultado arriba o abajo no cambia la naturaleza de las cosas, pero sí el margen de maniobra. La política local, que hace meses corre detrás del ajuste y de las realineaciones, se sienta a esperar el veredicto de la urna. Ahí, entre el ruido de las lapiceras y los sellos, se definirá cuánto de lo que se prometió puede empezar a escribirse y cuánto habrá que reescribir el lunes.
