Un diseño urbano excepcional
Ser parte de un diseño urbanístico bien pensado es un lujo que no todas las comunidades pueden disfrutar. Sin embargo, Ituzaingó, que recientemente conmemoró un nuevo aniversario, tiene la fortuna de haber sido creado bajo una planificación que sigue siendo un modelo a seguir en la actualidad. La historia de este trazado se remonta al año 1872, cuando Manuel Rodríguez Fragio, dueño de los terrenos que posteriormente albergarían la localidad, tomó una decisión que definiría el destino del lugar.
Este hombre encargó al ingeniero agrimensor Pedro Benoit, una figura renombrada en su campo, la tarea de dividir y lotear sus tierras. El plano original incluía aproximadamente 60 manzanas, delimitadas por las actuales calles Alvear al norte, Av. Santa Rosa y Blas Parera al oeste, y Av. Ratti y calle Santiago Firpo al este.
Según algunos historiadores locales, el boceto urbanístico se centraba en lo que sería la futura estación del ferrocarril y, desde sus comienzos, preveía áreas destinadas a espacios verdes, edificios públicos y plazas, aportando a Ituzaingó una funcionalidad y belleza que perdura hasta hoy.
Características del diseño urbano
Entre las particularidades más relevantes del diseño se encuentran los espacios verdes, diseñados con parcelas específicas para plazas, plazoletas y áreas recreativas; además, se destinó una amplia parcela triangular entre las actuales calles Pacheco, Firpo y Blas Parera para un asilo de huérfanos. También se reservó una manzana completa entre las calles Mansilla, Soler, Olazábal y Las Heras para edificios públicos y escuelas; las calles, que cuentan con un ancho de 20 varas, facilitaron la creación de avenidas amplias, lo que ha contribuido a una óptima circulación tanto vehicular como peatonal.
Rodríguez Fragio comprendió que el éxito de sus tierras estaba íntimamente ligado a la estación del Ferrocarril del Oeste, que había cruzado sus propiedades desde 1859. Con el objetivo de asegurar esta conexión, el plano inicial elaborado por Benoit incluyó la donación de terrenos para la estación ferroviaria futura, respetando las reservas requeridas a ambos lados de las vías.
A pesar de la solidez del diseño original, este también enfrentó ciertos inconvenientes. Por ejemplo, la plaza situada al sur del ferrocarril era de dimensiones limitadas debido a su proximidad a las vías. Este inconveniente fue solucionado años más tarde mediante un acuerdo entre el ferrocarril y la municipalidad, lo cual permitió ampliar el espacio público.
El 24 de octubre de 1872, el Departamento Topográfico de la Provincia de Buenos Aires aprobó el plano del futuro pueblo de Santa Rosa, que fue el primer nombre que se le asignó a Ituzaingó. Esta planificación ha sobrevivido a través del tiempo, proporcionando al centro de la ciudad una estructura que combina funcionalidad, accesibilidad y estética.
Hoy en día, al pasear por las calles, plazas y avenidas de Ituzaingó, se puede apreciar la visión de futuro que guió su diseño inicial. Una planificación que, más de un siglo después, continúa siendo una fuente de orgullo y un referente de urbanismo en la región.