domingo, noviembre 9, 2025
InicioPoliticaDurán Barba sobre Milei: sin acuerdos será un pato rengo

Durán Barba sobre Milei: sin acuerdos será un pato rengo

La escena se repite con disciplina de taller. A la mañana, Jaime Durán Barba mira el cielo profundo con noticias del Hubble o el Webb; a la tarde, baja a la tierra con un tablero de Go, piedras blancas y negras que despliega como si armara un mapa de rutas. Entre ambos gestos, un hilo: atender al mundo y mover después, con calma, la pieza justa.

  • De la militancia juvenil y la épica revolucionaria pasó a un método frío: datos, muestras, hipótesis. El quiebre llegó en la Fundación Bariloche, de la mano de Manuel Mora y Araujo.
  • Hizo la primera encuesta política de la historia del Ecuador en 1979, fundó su consultora y se volvió referente regional de la consultoría aplicada.
  • Participó del proceso de paz con Perú (Acta de Brasilia, 1998) y, desde 2004, fue el oído estratégico detrás del ascenso del PRO y la victoria de Macri en 2015.
  • Publicó ensayos que bajan la política del altar y la llevan al terreno de la evidencia: encuestas complejas, internet como cultura y electores impredecibles.
  • Su diagnóstico actual es incómodo: los líderes de la región no entienden el siglo; Milei y Macri son fenómenos distintos; la gobernabilidad se vuelve frágil en un ecosistema sobresaturado de pantallas y certezas cerradas.

Un chico de Quito entre bibliotecas y haciendas

Nació en Quito, primogénito de cinco, en una casa donde el padre hacía empresa y la madre sostenía los días. Creció con dos paisajes que no se tocaban: aulas jesuitas para la élite y estancias familiares donde convivían con comunidades quechuas y jíbaras. De ese cruce le quedó un respeto por lo distinto y una sospecha permanente frente a las verdades únicas.

La adolescencia la pasó con una biblioteca abierta a deshora. “Leé lo que quieras”, orden paternal que contó como iniciación: De Amicis, Salgari, Verne; después Rimbaud y Bertrand Russell, con su desconfianza hacia la verdad inmutable. Siguió el camino jesuita en primaria, secundaria y Universidad Católica de Quito; estudió Ciencia Política y Derecho Canónico, cursó Filosofía escolástica. “Detesto los títulos”, dice; aun así, los terminó. Vendrían posgrados en Sociología en Bariloche y un doctorado en Historia en Ecuador.

De la épica al dato: el giro patagónico

La década del 70 lo encontró militante: anarquismo, trotskismo, dirigencia estudiantil, obreros, lecturas de Mariátegui y Aníbal Ponce. En 1972 viajó a Mendoza, en plena Argentina convulsionada. Aprendió la marcha peronista, otro idioma político. Dos años después, por consejo académico y por la realidad que apretaba, se mudó a Bariloche. La Fundación Bariloche lo empujó a otra gramática: variables, muestras, hipótesis. Su tesis —sobre la masacre del 15 de noviembre de 1922 y el nacimiento del comunismo ecuatoriano— se topó con el archivo: su conteo documentado de muertos no coincidía con la leyenda. Ahí, dice, se rompió algo: la épica cede cuando el método se impone. Y apareció un maestro: Manuel Mora y Araujo, “capaz de hablar con la misma hondura de teatro, religión o política”, que lo llevó a interesarse por la opinión pública.

READ  Elecciones 2025: Boleta Única y LLA en 24 provincias, así quedan las listas

Oriente, Sri Lanka y un tablero portátil

Entre 1981 y 1983 trabajó para el Servicio Universitario Mundial, con base en Sri Lanka y recorridas por el sur de Asia y el este de África. El budismo y el Tao Te King sumaron mesura y estrategia. Desde entonces, el Go lo acompaña como caja de herramientas: ante un dilema político, dibuja posiciones posibles y consulta proverbios de hace dos mil años. Serenidad para pensar antes de entusiasmarse: ésa es la receta que repite.

La primera encuesta y una profesión sin altar

En 1979, con el regreso ecuatoriano a la democracia, un exprofesor suyo —Osvaldo Hurtado, compañero de fórmula de Jaime Roldós— le pidió lo impensado: la primera encuesta política del país. La hizo. Hubo visibilidad, televisión, un oficio que no soltaría: medición, estrategia, campañas. En 1980 fundó INFOC, un instituto de formación obrera y campesina, que con los años mutó en Informe Confidencial, su consultora de estudios de opinión.

El siguiente golpe conceptual llegó en un congreso de la AAPC, en Washington: conoció a Ralph Murphy y a Joseph Napolitan, el padre de la consultoría moderna. La campaña inaugural de Clinton había segmentado al electorado en 90 grupos, un estándar nuevo. En esa cumbre, James Carville —estratega demócrata— irrumpió con jeans y zapatillas; su pareja, Mary Matalin, había dirigido a los republicanos. Napolitan le susurró una lección que no se olvida: esa irreverencia sólo se permite después de ganar.

Un cargo y una frontera que se apaga

De vuelta en Quito, entre 1998 y 2000 fue secretario general de la Administración durante el gobierno de Jamil Mahuad. Ese período dejó una marca diplomática: la negociación de la paz con Perú, sellada en el Acta de Brasilia en 1998, que clausuró décadas de tensiones fronterizas.

Escribir estrategia: del laboratorio al llano

En los 2000, junto a Santiago Nieto, consolidó trabajos que capturaron el impacto inicial de internet y la irrupción de valores que ampliaron la agenda pública. De ese ciclo salieron Mujer, sexualidad, Internet y política (FCE, 2006) y La política en el siglo XXI. Arte, mito o ciencia (Debate, 2017). En esas páginas desarma supersticiones: la política no es un altar ni una vara mágica; es una práctica que se contrasta con evidencia. Las encuestas, avisa, no son bolas de cristal: requieren oficio, humildad y equipos capaces de discutirle al líder. El Tao asoma como contrapeso de la pompa: gobernar sin gritar, hablar poco.

¿Dónde está la gente?

Con Nieto publicó ¿Y dónde está la gente? (Debate, 2019) y La nueva sociedad (Debate, 2022). La tesis es simple y desconcertante: la conversación dejó de ordenarse desde las élites; ahora circula horizontal, a toda hora, en celulares que no se apagan. En ese flujo, los electores se vuelven livianos, menos atados a identidades fijas. Internet ya no promete: es cultura.

READ  Renuncia de Werthein: interna con el Gordo Dan y ruido por la foto con Trump

Buenos Aires como laboratorio

El giro argentino llegó en 2004, en otro seminario en Washington. Dos dirigentes porteños, recién perdidos, pidieron guía. A fin de año su equipo desembarcó en Buenos Aires; con Mora y Araujo hicieron el primer estudio. Ahí estaba Mauricio Macri, rodeado de caras nuevas —María Eugenia Vidal, Marcos Peña— y una forma distinta de decir. El plan fue la paciencia: exposición medida, campañas quirúrgicas. En 2005, la candidatura a diputado sirvió más para limpiar la imagen que para la banca. En 2007, la Jefatura de Gobierno; en 2011, la reelección; en 2015, la Presidencia. Ese tramo convirtió al PRO en el ensayo más consistente de una fuerza nacida en la era digital. “Se logró escuchando”, resume.

Docencia, premios y oficio

Brasil lo distinguió con la Ordem do Cruzeiro do Sul; en la Argentina se integró al Club Político Argentino y, desde mediados de los 2010, firma una columna dominical. Ayudó a fundar la Graduate School of Political Management y, desde su cátedra en George Washington University, repite una consigna: la política se aprende haciendo. Estrategia electoral y de gobierno, relato y ética del poder, con aire de taller. En una crónica de Gatopardo lo contaron cruzando Washington bajo el huracán Sandy y apareciendo al día siguiente, dolorido, a bajarle el volumen a los dogmas: la política, insiste, la hacen personas que sueñan, trabajan, se enojan y necesitan juego. Suele advertirlo sin dramatismo: el poder te va endureciendo por dentro; te asfalta el alma si te descuidás.

La hora argentina: afinidades y choques

—¿Qué cambió desde aquellos años? —Internet dejó de ser promesa y pasó a ser el clima. Todos producen, todos opinan, todos se organizan. El celular manda.

Cuando le preguntan por el acercamiento Milei–Macri, vuelve a su método: define que comparten algunas ideas, pero pertenecen a mundos distintos. Conoce a gente del entorno libertario que trabajó con él en Buenos Aires —Santiago Caputo, Rodrigo Lugones, Guillermo Garat—, y no ve puente posible. Le advirtió a Macri que el acercamiento era riesgoso: “Eso te termina devorando”, sintetiza. Para él, el mileísmo fue la disrupción del PRO al cuadrado, una criatura nacida al calor de la pandemia.

Sobre el juego internacional, su mirada tiene acero frío: la foto con Estados Unidos ordena mercados, pero acá no suma votos. “La Argentina es profundamente antinorteamericana”, dice tras dos décadas de encuestas quincenales. En este calendario, recomienda presencia territorial y menos gira global. La boleta con un nombre que ya no compite, observa, pesa poco: hoy se vota por Milei o contra Milei, y los apellidos en letra chica no mueven agujas.

Casta, motosierra y números que no cierran

Las consignas sobreviven si se cumplen. Si la promesa es cortar privilegios de la política, no puede desplazarse el peso del ajuste a salarios, jubilaciones, universidades o derechos de las personas con discapacidad. “Eso no te lo vota nadie”, traduce, apoyándose en advertencias escuchadas en el FMI. Y agrega una intuición de cosecha propia: la abstención crece porque la sociedad está harta del pasado. Ganaron outsiders de signos muy distintos —Milei, Castillo, Noboa, Trump— por una sola razón común: no venían del sistema.

READ  Villaverde vetada por EE.UU.: LLA evalúa bajarla a seis días de votar

Gobernar en el siglo de los algoritmos

El clima de época, para él, es más que una moda: los algoritmos nos encierran con iguales, rompen puentes y fabrican autoritarismos suaves. “Ser presidente hoy tiene dos salidas feas: la cárcel o el exilio”, exagera a propósito, para que duela. En la Argentina, la fragilidad institucional le parece estructural: cultura menos sajona, más italiana, poco apego por las reglas. Y arriesga una definición que no suena amable: “Milei es un chanta de clase media porteña”. Lo dice sin enojo, como quien clasifica un estilo.

¿Avenida del medio? Lo que caduca y lo que nace

Ve a la “avenida del medio” como pieza de otra época. Menciona la combinación que asoma en la región: veteranos que se asocian con emprendedores jóvenes; presidentes treintañeros; bancas ocupadas por menores de veinte en algunos congresos. Pide incorporar mujeres y jóvenes por razones de futuro más que de cupo. Y lanza un dato inquietante: en una década, dice, nueve de cada diez ocupaciones cambiarán de forma radical. Con ese horizonte, cree que tanto los candidatos locales bendecidos por la Casa Blanca como los “exportados” de think tanks van a perder. Falta una figura nueva —joven, más serena— que no arrastre tutelas ni sellos conocidos.

Cristina, ciclo cumplido; Larreta, el hacedor

Sobre Cristina Kirchner, coloca respeto y punto final: primera mujer elegida presidenta y reelecta, un hito. Pero, para él, el ciclo terminó. El peronismo de La Cámpora no es el peronismo histórico, más conservador e institucional. “Personaje fundamental, sí; tiempo de retirarse”, sintetiza.

De Horacio Rodríguez Larreta habla como amigo: lo define hacedor, eficiente, obsesivo de la gestión. Cree que podría volver a la Jefatura si se reinventa. ¿Cómo? “Dejando de hacer política como pose”, sugiere. Cuando se concentró en hablarle a los porteños, ganó en primera vuelta; cuando se fotografió con todos, perdió la presidencial.

Cerrar la mano sin cerrar la jugada

La conversación vuelve al tablero portátil. Para escribir una estrategia, se toma un mes con su equipo: pensar, simular, enfriar. “Hay que desconfiar de la adrenalina”, murmura, aunque confiese que ama las turbulencias en los aviones. Del volcán Sangay a la 9 de Julio, va armando una zona propia: aventura, curiosidad, datos y escucha. Quito fue la salida, Buenos Aires la casa adoptiva. Si su vida fuese un juego de Go, no habría cierre en esquina; habría tanteo, reacomodo y, cada tanto, una jugada limpia. La partida sigue. Y lo mejor —asegura— todavía está por pensarse.

Facundo Samba
Facundo Samba
Facundo Samba es un escritor cuyos artículos destacan por su profundidad y compromiso. Tiene un máster en periodismo de investigación por la Universidad de Buenos Aires y le apasionan los temas políticos y económicos y las tendencias sociales. Antes de incorporarse a Radio Pública, Facundo trabajó como periodista freelance y colaboró con varias publicaciones internacionales, especialmente en temas relacionados con los derechos humanos y la justicia social.Su escritura crítica y analítica ofrece una visión clara de los problemas contemporáneos, lo que le convierte en un colaborador clave del equipo editorial. Sus escritos son muy apreciados por su capacidad para ofrecer nuevas perspectivas sobre cuestiones de alcance mundial.Para ponerse en contacto con él, envíe un correo electrónico a facundo.samba@laradiopublica.com.
RELATED ARTICLES

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Most Popular