Este domingo, la Ciudad de Buenos Aires vuelve a mover el tablero. En un distrito que, como otras siete provincias, elige senadores además de diputados, la boleta no viaja en bloque: se corta. Y en esa mecánica silenciosa —más de bolsillo que de bandera— asoma la clave de una elección donde La Libertad Avanza, apalancada por un acuerdo con el oficialismo local, llega con ventaja, pero no con cheque en blanco.
Puntos clave
- Con un pacto sellado entre La Libertad Avanza y el oficialismo porteño, la Ciudad aparece como terreno favorable para ese espacio.
- En la categoría Senado, la lista que lidera Patricia Bullrich asomaría con más votos que la de Diputados encabezada por Horacio Fargosi, relegado en campaña.
- En Potencia, Ricardo López Murphy tracciona mejor para Diputados que sus pares para el Senado.
- La Cámara baja porteña podría sumar bancas de cinco espacios distintos: oficialismo, Fuerza Patria, López Murphy, Martín Lousteau y Myriam Bregman, con chances de algún nombre adicional.
- En las locales de mayo, LLA obtuvo 30,7%, PRO 16,2% y Horacio Rodríguez Larreta 8,2%; hoy LLA retendría a los propios, pero el pase del voto PRO es incierto y el larretismo difícilmente migre al oficialismo.
- La participación, que en mayo fue del 53%, subiría varios puntos y puede torcer márgenes finos.
La boleta en capas
La elección porteña llega envuelta en un dato que ordena las expectativas: el entendimiento electoral entre LLA y el oficialismo local. En las encuestas de pasillo, ese acuerdo inclinó la cancha. Pero la Ciudad tiene un voto en capas, menos obediente que la liturgia partidaria. El mismo espacio puede ganar con comodidad arriba y remar abajo. O al revés.
Senado con nombre propio
En la categoría Senadores, el nombre de Patricia Bullrich pesa más que el del resto de su espacio. Su boleta asomaría con un caudal nítidamente superior al de Diputados, donde Horacio Fargosi, prácticamente ausente del radar durante la campaña, no logró despegar. Aun así, el empuje inicial de Bullrich se moderó: el humor con el Gobierno se enfrió en los últimos meses y se nota en la intención de voto. La marca ayuda, pero no alcanza para tapar el desgaste.
Diputados: la Ciudad reparte fino
Del lado de Potencia, aparece otra grieta interna: Ricardo López Murphy, como candidato a diputado, capta más adhesiones que sus compañeros para el Senado. Es un voto de perfil ideológico que, en la lista larga, busca un nombre conocido para el recinto que discute todos los días.
La novedad, si se confirma, será la fragmentación: la Cámara baja podría recibir legisladores de cinco espacios distintos. Además de las listas del oficialismo y de Fuerza Patria, entrarían López Murphy, Martín Lousteau y Myriam Bregman; y no se descarta que alguna figura adicional de esas mismas nóminas logre colarse. Para un distrito grande y politizado, no es extraño; para el mapa nacional de este turno, sería un caso singular.
Lo que dejaron las urnas de mayo
La comparación con las legislativas locales de mayo sirve de brújula, aunque no de sentencia. Entonces, LLA marcó 30,7%, el PRO 16,2% y Horacio Rodríguez Larreta 8,2%. Hoy, los libertarios retendrían buena parte de su tropa, pero no está claro que absorban todo el voto PRO. Y el segmento larretista —huérfano de liderazgo activo y crítico del oficialismo— difícilmente se recueste en el Gobierno. En ese triángulo se define mucho del domingo: las transferencias, más que los entusiasmos.
La participación como llave
Hay un número que puede mover la aguja: la participación. En mayo fue del 53%, baja para estándar porteño. Ahora se espera un salto de varios puntos. Cuando la base se ensancha, los porcentajes estirados se acomodan y aparecen sorpresas en los bordes. La boleta recorta, pero el padrón define.
En síntesis, la Ciudad llega con ventaja cantada y final abierto. El acuerdo de cúpulas ordena la foto general; el corte de boleta y la participación, la letra chica. En las mesas del domingo, como suele pasar en Buenos Aires, la política se mide al milímetro: un distrito que no regala mayorías, las negocia voto por voto.
