En Shanghái, ciudad que hace décadas decidió pensar en grande, Jorge Macri se sentó con el alcalde Gong Zheng para hablar de lo que las ciudades pueden hacer cuando no esperan permiso: comerciar, aprender, planificar. Fue una reunión de agenda corta y ambición larga, con la mira puesta en un tipo de diplomacia que crece por abajo, la de los gobiernos locales que buscan su propio lugar en el mapa global.
- Buenos Aires y Shanghái acordaron una agenda de cooperación en cuatro frentes: economía, educación y tecnología, gobernanza urbana y promoción cultural y turística.
- Se impulsará la presencia de firmas porteñas en ferias de Shanghái y se explorarán inversiones en movilidad y nuevas tecnologías.
- Habrá intercambios entre universidades y centros de I+D para formación en digitalización y transformación tecnológica.
- Macri remarcó que la visita “no fue exploratoria” y recordó vínculos ya activos con proveedores tecnológicos del subte porteño.
- El jefe de Gobierno invitó a Gong Zheng a Buenos Aires en 2026 para formalizar un hermanamiento entre ambas ciudades.
- La comitiva recorrió CRRC Shanghai, el Zizhu National Hi-Tech Park y el Shanghai Urban Planning Exhibition Hall.
Cooperación con los pies en la calle
La foto del encuentro condensa la propuesta: dos administraciones que exhiben modelos urbanos distintos pero complementarios, con una apuesta común por la innovación y la apertura. La hoja de ruta pactada se apoya en cuatro ejes. En lo económico, la Ciudad quiere que sus pymes y startups viajen con producto en mano a las ferias de Shanghái, una vidriera que no perdona improvisaciones. A la vez, se dejaron abiertas puertas para inversiones en sectores donde Buenos Aires viene empujando cambios: movilidad, tecnologías limpias y soluciones digitales aplicadas a servicios públicos.
Aulas, laboratorios y datos
El capítulo educativo-tecnológico apunta a intercambios entre universidades y centros de investigación. No es un gesto protocolar: la formación en digitalización y transformación tecnológica define hoy la competitividad de las ciudades tanto como una avenida bien trazada. En ese terreno, Shanghái opera como referencia y Buenos Aires busca capitalizar vínculos para actualizar currículas, acelerar transferencia de conocimiento y sumar prácticas de gestión basadas en datos.
Gobernanza urbana: del tablero al barrio
La gobernanza fue el tercer frente de conversación. Se habló de planificación, energía limpia y resiliencia climática, conceptos que suenan abstractos hasta que se traducen en obras, sensores y reglamentos que ordenan la vida cotidiana. “No fue exploratoria, fue de trabajo concreto”, dijo Macri, con la intención de marcar distancia de los viajes que se agotan en el publirreportaje. Recordó además que la Ciudad ya trabaja con empresas chinas que proveen equipamiento para el subte, una relación que, con métricas y servicio como vara, se evalúa en rendimiento antes que en discursos.
Industria, parque tecnológico y la maqueta de una metrópolis
La agenda incluyó tres paradas que funcionan como síntesis del ecosistema local. En CRRC Shanghai, referente mundial en material ferroviario, la comitiva vio de cerca la escala industrial que sostiene la movilidad masiva. En el Zizhu National Hi-Tech Park, donde conviven robótica e inteligencia artificial, se respira el cruce entre investigación aplicada y compañías que salen al mercado. Y en el Shanghai Urban Planning Exhibition Hall, la planificación urbana baja del PowerPoint a la maqueta: barrios, líneas de transporte y servicios que se piensan con décadas de anticipación.
Puentes posibles y la próxima estación
El cuarto eje, cultural y turístico, quedó planteado como el puente blando que muchas veces abre puertas duras. Macri invitó a Gong Zheng a visitar la Ciudad en 2026 para formalizar un hermanamiento. Si esa firma llega, habilitará un marco institucional más estable para proyectos comunes y para que áreas técnicas se sienten a trabajar con cronograma, algo que las gestiones locales valoran: menos épica, más hoja de cálculo.
En tiempos de competencia global por talento e inversiones, Buenos Aires busca afirmarse como nodo latinoamericano de innovación y movilidad sostenible, con la vista puesta en el Asia Pacífico. No hay milagros en el corto plazo, pero sí una lógica: cuando las macroestrategias se discuten en escritorios lejanos, las ciudades prueban que se puede avanzar a fuerza de alianzas concretas, ferias, capacitaciones y decisiones que después se miden en tiempos de viaje, calidad del aire y aulas mejor equipadas.
