domingo, noviembre 9, 2025
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Apoyo del Tesoro de EE.UU. desactiva crisis; Costantini pide devaluación

Una mañana fría en Buenos Aires, de esas que piden café doble y noticias que no tiemblen. En el aire de Radio Mitre, Eduardo Costantini —empresario, fundador de Consultatio y uno de los apellidos que suenan cuando se habla de ladrillo y finanzas— desgranó una idea incómoda pero repetida en voz baja en los pasillos económicos: la ayuda del Tesoro de Estados Unidos le dio aire al Gobierno de Javier Milei, sí, pero el país todavía necesita ordenar su tipo de cambio. O dicho sin anestesia: habrá que devaluar, aunque con pulso firme y un plan que no se coma la actividad.

Puntos clave

  • Costantini valoró el apoyo del Tesoro estadounidense y lo consideró un freno a una crisis que se venía encima.
  • Advirtió que la sostenibilidad dependerá de la política cambiaria: “no se puede vivir devaluando fuerte y seguido”.
  • Mencionó declaraciones de Scott Bessent sobre el peso “subvaluado” y leyó allí una señal de dólar caro.
  • Respaldó la línea de Luis Caputo y pidió un mercado cambiario equilibrado que permita empleo y crédito.
  • Vio las legislativas del 26 de octubre muy reñidas y habló de “errores no forzados” que restaron apoyo al Gobierno.
  • Defendió la honestidad personal de Axel Kicillof, pero volvió a fustigar la corrupción kirchnerista y la expropiación de YPF.

Una bocanada de aire que descomprimió, no curó

Para Costantini, lo ocurrido con Washington fue “un hecho trascendente, inédito”. La señal política —dijo— calmó un mercado que estaba en modo estampida. “Se desactivó una crisis financiera que se venía”, sintetizó, con la vista puesta en un calendario que aprieta: a dos pasos de las elecciones de medio término del 26 de octubre y con la plaza cambiaria siempre a prueba de nervios.

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La fotografía del momento seduce, pero no alcanza. El empresario insistió en que el diagnóstico de fondo se juega en la dinámica que viene: cuáles son los detalles finos del entendimiento con el Tesoro, y cómo se ordenará el régimen cambiario en esta fase. Dos llaves, a su juicio, para que el alivio no sea flor de un día.

El dólar, la inflación y el equilibrio que falta

Ahí aparece la palabra que ningún gobierno quiere pronunciar en voz alta. Devaluación. “Hay que hacerlo, pero no a los golpes”, fue su mensaje. Costantini coincidió con el ministro Luis Caputo en un punto básico de supervivencia: un país no puede vivir devaluando a tasas significativas como modo de vida. La idea, más que un eslogan, fue una advertencia sobre el límite de la paciencia social y de las cuentas externas.

Trajo, además, un dato que corrió en la plaza: las declaraciones de Scott Bessent sobre un peso “subvaluado”. En la lectura del empresario, eso equivale a decir que el dólar está caro y debería volver a un valor anterior o incluso más bajo. Un guiño, si se quiere, a los que miran la brecha y sienten que el “blue” dicta la agenda del kiosco y de la pyme.

La aritmética, dijo, no perdona. En dos años de demanda estructural de dólares, Argentina compensó con ingresos extraordinarios —FMI, blanqueo— sin conseguir un superávit de cuenta corriente robusto ni acumular reservas frente a los pagos de deuda que asoman. Por eso, reclamó un mercado cambiario que cierre con la economía real: “un equilibrio compatible con un nivel de actividad que genere empleo y tasas razonables para expandir el crédito”. No hay épica ahí; apenas pragmatismo.

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También recordó que el tipo de cambio necesita moverse, al menos, a la par de la inflación internacional —mencionó el 3% anual de Estados Unidos— para no perder pie. En criollo: si el mundo va a un ritmo y el peso queda clavado, el atraso termina cobrándose con salto brusco. Argentina ya conoce ese final.

Elecciones, diálogo y la ventana de la gobernabilidad

La política, otra vez, como marco de la economía. Costantini ató el riesgo país y el tipo de cambio de equilibrio al clima de gobernabilidad. Dijo ver un giro en la estrategia dialoguista del Gobierno, “una vuelta de campana” que, de sostenerse, podría mejorar expectativas. No se trata solo de señales a los mercados; también de construir mayorías en un Congreso que se reconfigura en octubre.

Las legislativas del 26, estimó, estarán “muy reñidas”. Hace meses veía al oficialismo con ventaja de cuatro o cinco puntos; hoy no se anima a esa proyección. “No sé si le va a ir mal, pero ya no puedo asegurar que le vaya bien”, apuntó, y habló de una seguidilla de “errores no forzados” que erosionaron popularidad. La asistencia de Estados Unidos, admitió, puede abrir una nueva dinámica política más favorable al Ejecutivo. Una cuerda más larga para ordenar sin urgencias, si la aprovechan.

Kicillof, la honestidad y las cuentas pendientes

Sobre el cierre, el fundador de Consultatio volvió a un tema que le valió titulares: su valoración personal de Axel Kicillof. Aclaró que, pese a pensar distinto, tanto el gobernador bonaerense como el Presidente son dirigentes preparados que deberían poder sentarse a discutir por el bien del país. “Nunca escuché que Kicillof haya cometido un acto de corrupción para beneficio personal”, sostuvo.

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Eso no lo exime de sus críticas al kirchnerismo. Fue categórico con la expropiación de YPF, a la que calificó como “una gran estafa”, y apuntó contra los casos de corrupción que salpicaron a ese espacio. También mencionó denuncias bajo la actual administración —citó el caso Libra y la Agencia Nacional de Discapacidad— como muestra de que la vara debe ser una sola, gobierne quien gobierne.

Lo que queda por delante

El cuadro, entonces, no es de épica sino de ingeniería. La intervención de Washington despejó la tormenta inmediata; la obra pesada sigue puertas adentro: un esquema cambiario que no asfixie a la producción, tasas que devuelvan aire al crédito y una política que, en año electoral, sea capaz de bajar un cambio. En la Argentina, donde el dólar marca el pulso del almacén y del ánimo, la gobernabilidad no es un título: es la condición de posibilidad para que los números cierren sin romper la calle.

Facundo Samba
Facundo Samba
Facundo Samba es un escritor cuyos artículos destacan por su profundidad y compromiso. Tiene un máster en periodismo de investigación por la Universidad de Buenos Aires y le apasionan los temas políticos y económicos y las tendencias sociales. Antes de incorporarse a Radio Pública, Facundo trabajó como periodista freelance y colaboró con varias publicaciones internacionales, especialmente en temas relacionados con los derechos humanos y la justicia social.Su escritura crítica y analítica ofrece una visión clara de los problemas contemporáneos, lo que le convierte en un colaborador clave del equipo editorial. Sus escritos son muy apreciados por su capacidad para ofrecer nuevas perspectivas sobre cuestiones de alcance mundial.Para ponerse en contacto con él, envíe un correo electrónico a facundo.samba@laradiopublica.com.
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